Talleres: Chau invicto, hola trabajo

lunes, 24 de septiembre de 2012

El conjunto albiazul sufrió su primera derrota de la temporada en su excursión a Salta. Cayó 0 - 2 ante Juventud Antoniana. Los de Sialle jugaron decididamente mal. El Argentino A vuelve a aparecerse en Talleres como un durísimo desafío.



La "T" viajó a Salta entusiasmado, con el dulce sabor de la victoria aún en el paladar. No sólo por los seis puntos consecutivos obtenidos en el Kempes (frente a Alumni como visitante en ese mismo estadio y ante San Martín de Tucumán como local) sino por la más que positiva imagen mostrada en el segundo tiempo ante los tucumanos. El equipo había cambiado notablemente la cara, ilusionando a los que, desde el comienzo, veían en este plantel a "lo mismo de siempre".

La excursión por el norte del país rompió el hechizo y funcionó como muestra de la realidad. El Argentino A es un torneo dificilísimo, y no va a dejar de serlo en ningún momento. Si bien Talleres puede tener momentos de lucidez y de superioridad por sobre sus rivales, por sus jugadores, su hinchada y su historia, la realidad indica que nada es tan sencillo. Porque el contexto no es sencillo, porque los viajes son largos, porque los rivales son mañosos, porque los jugadores propios no son nada del otro mundo, y porque las cosas en el club nunca terminan de hacerse del todo bien. Ojo, este párrafo no hace referencia a ninguna situación en particular. Una descripción contextual que marca el modo por el cual está regida la participación del equipo albiazul en la categoría desde el momento de su incursión en ella.

En Salta Talleres jugó mal, y se trajo lo que mereció: nada. Volvió a ser un equipo inconexo, sin muchas ideas, y sumamente dependiente de los destellos del habilidoso Gabriel Carabajal y de la fuerza del solitario centrodelantero Gonzalo Klussener. Esos elementos, a veces, alcanzan. Otras veces, son tímida pero suficientemente acompañadas de arrebatos individuales y/o colectivos del resto del equipo. Pero en muchas ocasiones, es lo que hay. Y no alcanza.

Ni era el Barcelona al ganarle a San Martín el fin de semana anterior, ni merece la muerte, la salida del DT y el "que se vayan todos" después de esta derrota. Talleres sólo necesita trabajo, constancia, paciencia y claridad. El equipo tiene que dejar de renegar con volantes que son delanteros, con delanteros que están muy solos, con habilidosos no comprometidos o con sacrificados faltos de ritmo futbolístico, con grandes enaltecimientos o con trágicas descalificaciones. Talleres necesita trabajar, durante un largo tiempo, para poder salir de donde está.

Juventud Antoniana fue un durísimo golpe, que debe funcionar como motivador para volver a arremangarse, meterse en el barro, y continuar la lucha de esta temporada que recién comienza. Consciente de esto, ni bien pisó Córdoba, el plantel retomó los entrenamientos esta mañana en Barro Jardín, con la mirada ya puesta en Central Córdoba de Santiago del Estero, su próximo rival.

Foto: Mundo D

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