Talleres: Olivera, el goleador Clave

martes, 16 de abril de 2013

Su llegada a Talleres fue allá por el 2011, junto a Nicolás Ballesteros. Miguel Alexis
Olivera, el delantero de los goles importantes, o si no pregúntele al hincha albiazul
como olvidarse esa noche frente a Racing, o los dos goles frente a Central Norte para
dar vuelta el partido y cambiar las puteadas de la gente por aplausos.



Y es que Alexis Olivera es un goleador de alma. Así se llama su hijita de 4 años,
dueña de su corazón y del antebrazo izquierdo, donde dibujó su nombre en un tatuaje.
En el derecho, hace un par de meses se tatuó otro, con una frase en italiano: “El
perseverar es tu triunfo” cuando las lesiones lo perseguían y él tenía en claro que
debía seguir “metiéndole para adelante”.

Comenzó a rondar el arco en General Alvear, al sur de Mendoza, en el club Pacífico,
Cuando tenía 14 años, tocaron el timbre de su casa y gracias al apoyo de su padre,
Miguel Ángel, se fue a Buenos Aires en busca de sueño, el de ser jugador de futbol.
Quedo en Independiente donde conoció a Nelson Benítez, hoy jugador del actual
plantel de la “T”. Un breve paso por Lanús donde se corono campeón en sexta división
de AFA, reconociendo que aún tiene el pequeño trofeo que le daban a cada jugador
por salir campeón. “Sabes lo que era para mí, de jugar en Mendoza, en canchas de
tierra a ser campeón de AFA”. De allí se fue a las inferiores de Boca y pasó a Los
Andes, que bajaba a la B Nacional tras una breve incursión por Primera. También jugó
en Atlético Rafaela, Deportivo Cuenca de Ecuador, en Douglas Haig de Pergamino,
pero Córdoba le sentó bien tanto en Villa María como en Nueva Italia y ahora en barrio
Jardín. Y eso que le cuesta agarrar titularidad en un equipo con mucho gol como este
de Sialle.

“Tengo que esperar mi oportunidad porque tenemos muy buenos delanteros” Las
lesiones en su momento lo postergaron. “Primero la rodilla, después el tobillo, a los
pocos días la cadera. Todo junto y justo cuando empezaba el torneo. Por eso me hice
el tatuaje de la perseverancia, porque es una frase que me gusta”

A puro fierro. Además del fútbol, a Olivera le atrapan los autos, cuando va a Mendoza
suele probar el auto con el que su hermano corre el Zonal Cuyano o se mete a darle
una mano en el taller mecánico.

Porque Miguel. Alexis es el segundo nombre de Olivera. Todos los llaman así,
porque el primero es Miguel y lo comparte con cinco de sus siete hermanos. Lo explica
de esta manera: “Mi papá se llamaba Miguel Ángel. Primero nació mi hermana Celia,
y el segundo heredó su nombre completo. Después rompió la seguidilla con Cristian
Ariel, pero a mí me puso Miguel Alexis y a los que vinieron después Miguel Arvedo,
Miguel Alan y Miguel Alberto”. Y aporta una anécdota “Cuando tengo que mandar algo
a Mendoza, pongo directamente Miguel Olivera, entonces me aseguro que lo van a
recibir, difícil que no estén alguno de mis hermanos”.

-La obligación es ascender ¿Ves al equipo encaminado?

Estamos con cierta ansiedad, nosotros queremos ganar todos los partidos, el
grupo está muy bien, internamente es un grupo que es muy sano, un muy buen
grupo y en lo único que pensamos y estamos todos convencidos en que se nos
pueda dar el ascenso, pero tranquilos sin desesperarse.

-¿El ascenso con un gol de Olivera, sería bueno?
Uh! Siempre lo pienso… Ojala, ojala, sea el momento que el equipo me
necesite, siempre digo que estoy a disposición del equipo, cuando el equipo y
Cacho me necesiten.

En la cancha. El goleador nació en General Alvear (Mendoza), el 28 de enero de
1983. Se inició en Los Andes, de Lomas de Zamora, en el 2002. En Alumni jugó
entre 2005 y 2006. Después, un año en Douglas Haig y en el ‘97 pasó al Deportivo
Cuenca, de Ecuador. Jugó dos veces en Racing, 2009, y 2010-’11. En medio
estuvo en Rafaela, y el año pasado estuvo en el Manta ecuatoriano, hasta que
llego a Talleres, donde es su segunda temporada.

Foto: MundoD

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